Esta inflación varía entre dos y tres dígitos, entre 10% a 30% anual en algunas naciones industriales e igualan el 100% anual o más en países crecientes, es decir el aumento de los precios sube rápidamente, causando desconfianza en la población, la cual compra bienes y servicios para evitar precios aún más altos; la especulación de bienes raíces aumenta; los negocios de inversiones se concentran a corto plazo; los incentivos para adquirir ahorros, pólizas de seguros, jubilación y las obligaciones a largo plazo se reducen; los gobiernos rápidamente expanden gastar en el anticipo de rentas infladas; y las naciones exportadoras sufren desventajas comerciales competitivas lo que los fuerza a volver al proteccionismo y controles arbitrarios de moneda.
Algunas economías con una inflación del 200% anual consiguen sobrevivir, sin embargo, tienden a generar grandes distorsiones económicas, ya que sus pobladores invierten en otros países y la inversión interna desaparece.
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