Administracion de Empresas

domingo, 4 de septiembre de 2011

Curva de Phillips

La intervención del Estado para fomentar el empleo topa con grandes dificultades. Las políticas expansivas pueden producir desagradables efectos secundarios, provocando inestabilidad monetaria y otros desequilibrios. Si lo que se busca es una oferta de empleo bien remunerado, sostenida a largo plazo, habrá que actuar de forma muy cuidadosa para que no sea peor el remedio que la enfermedad.
En 1953 el profesor publicó un estudio sobre la evolución seguida a largo plazo por los precios y el empleo en la economía británica, en el que se ponía de manifiesto una correlación inversa entre ambas variables, a mayor inflación menor desempleo, que podía ajustarse a una curva decreciente. La curva de Phillips no describía funciones teóricas que relacionasen de forma lógica las dos variables implicadas; era, simplemente, la constatación de un hecho y su representación plástica.


La curva de Phillips se popularizó rápidamente por varias razones. Por una parte resultaba consistente con el paradigma keynesiano dominante en la época, según el cual la inflación se producía sólo en situaciones de alta demanda agregada y pleno empleo. Además, en los años sesenta los datos sobre el desempleo y la
inflación en los principales países occidentales se ajustaron con bastante fidelidad a una curva así. Pero la principal razón de su popularidad fue quizá su utilidad para explicar a los políticos y a los votantes que había un momento para las políticas expansivas y un momento para las políticas estabilizadoras y que no podía cumplirse la pretensión de alcanzar un mundo perfecto con tasas de desempleo e inflación iguales a cero.

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