Por una parte a que efectivamente haya habido un crecimiento (o disminución) del mismo.
Por otra parte, a que hayan variado los precios.
Veamos un ejemplo: supongamos una economía muy simple en la que únicamente se produce leche (y tan simple que es la economía).
En el año 2000 se producen 100 litros de leche, siendo el precio de la leche de 1 euro/litro. Por tanto, el PIB (2000) es de 100 euros.
En el 2001 se producen 110 litros de leche, siendo ahora el precio de la leche de 1,2 euros/litro. El PIB (2001) es de 132 euros.
Si calculamos el crecimiento del PIB entre estos dos años obtenemos un 32% (=132/100), pero si eliminamos la variación del precio el crecimiento es significativamente menor.
Si mantenemos en 2001 el precio del año anterior, entonces el PIB (2001) es de 110 euros (110 litros * 1 euro/litro). Luego el crecimiento del PIB sería del 10% (=110/100).
En el primer caso (crecimiento del 32%) hemos comparado PIB nominales (cada uno medido en los precios vigentes en su ejercicio), mientras que en el segundo caso (crecimiento del 10%) hemos comparado PIB reales (ambas PIB medidos aplicando el mismo precio).
La ventaja del PIB real es que elimina la distorsión que produce la variación de los precios y nos indica realmente cuanto crece o disminuye la economía.
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