Para poder realizar transacciones, es decir para poder pagar las compras que realizan.
La cantidad demandada por este motivo depende principalmente del nivel de renta: a mayor renta, mayor consumo y por tanto mayor demanda de dinero (y a menor renta lo contrario).
Demanda como activo financiero: el dinero tiene un valor y el público puede preferir mantener una parte de su riqueza en forma de dinero, especialmente en momentos de incertidumbre.
En lugar de tener el dinero en un banco que puede quebrar, o en acciones que se pueden hundir, en periodos de crisis la gente puede preferir tener el dinero en casa.
La demanda de dinero, por uno u otro motivo, presenta una relación negativa con el tipo de interés:
Si suben los tipos aumenta el coste de oportunidad de tener el dinero líquido y no tenerlo depositado en un banco donde produce intereses. Por ello, la gente tratará de mantener en líquido el mínimo necesario.
Si por el contrario bajan los tipos este coste de oportunidad se reduce, lo que hará que a la gente no le importe mantener en efectivo una mayor proporción de sus ahorros.
Esta relación inversa entre tipos de interés y demanda de dinero se puede representar en una gráfica.
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