Supongamos ahora que el tipo de cambio que se aplicase fuera de 0,8 $/euro.
En este caso el euro estará barato, lo que favorecerá las exportaciones y dificultará
las importaciones, aumentará el turismo hacia Europa y se potenciarán las
inversiones extranjeras en esta región. En definitiva, aumentará la demanda de
euros (y se debilitará la del dólares), lo que hará que su valor se vaya apreciando
hasta alcanzar nuevamente el punto de equilibrio.
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