En la lucha contra la inflación se suelen aplicar políticas destinadas a enfriar la demanda, ya
sean fiscales o monetarias, con el fin de tratar de aminorar su ritmo de crecimiento y disminuir
las presiones alcistas sobre los precios.
También es importante controlar el crecimiento de la cantidad de dinero ya que hemos
visto que éste tiene un impacto decisivo sobre el incremento de los precios.
También va a ser fundamental convencer a sindicatos y empresarios para que moderen las
subidas salariales.
En el aumento de los precios juega un papel fundamental las expectativas inflacionistas:
Si los sindicatos consideran que la inflación del próximo año va a ser del 10%,
en las negociaciones de convenios colectivos solicitarán subidas como mínimo
de ese importe. Este mecanismo contribuye a alimentar el propio proceso
inflacionista.
Por ello, la credibilidad del gobierno es fundamental en la lucha contra la inflación:
Si el gobierno tiene un buen historial antiinflacionista, las estimaciones que
realice sobre el crecimiento esperado de los precios gozarán de credibilidad y
los diferentes actores económicos (empresarios, trabajadores, sindicatos, etc.)
tratarán de ajustar sus peticiones de subida a estas estimaciones.
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