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martes, 23 de diciembre de 2014

Dicotomía Clásica y Ecuación de Fisher

La discusión sobre la teoría cuantitativa, y el análisis de los capítulos previos, nos permiten entender lo que es la dicotomía clásica, que aunque poco realista en el corto y mediano plazo, es una buena base para pensar en el largo plazo. Es cierto que en el largo plazo estamos todos muertos, como dijo Keynes, pero desde el punto de vista analítico este enfoque nos permite ordenar nuestra forma de pensar, señalando exactamente donde y como ocurren las desviaciones de este largo plazo, en vez de simplemente decir como nos demoraremos en que se cumpla, podemos usar un esquema completamente distinto. 
La dicotomía clásica plantea que en una economía plenamente flexible y competitiva, es decir donde estamos siempre en pleno empleo, la parte real es determinada en el sector real y la nominal en el sector monetario, y la política monetaria no tiene efectos reales. Por lo tanto, y tal como lo liemos hecho aquí, para analizar la economía real ignoramos el dinero, como efectivamente lo hicimos en los capítulos anteriores, y para analizar los fenómenos nominales basta que miremos el mercado monetario. 
Como ya discutimos largamente, en el sector real de la economía—excluidas las influencias monetarias de corto plazo—se determinan variables como la tasa de interés real y el tipo de cambio real, ambas por el equilibrio ahorro-inversión en economías cerradas y abiertas, respectivamente. Si la economía existe perfecta movilidad de capitales, la tasa de interés real está dada por la tasa de interés real internacional. Tanto en economías abiertas como en economías cerradas la tasa de interés real es determinada independiente de la variables nominales, y denotamos por r. Recordando la definición de la tasa de interés nommal del capítulo 4, tenemos la famosa ecuación de Fischer:
Ahora bien, tal como discutimos en la subseccion anterior también tenemos por PPP que la inflación es igual a la inflación internacional (que supondremos cero) y la depreciación del tipo de cambio, y por la teoria cuantitativa sabemos que la inflación es igual a la tasa de crecimiento de la cantidad de dinero. Entonces tenemos que tanto los precios como el tipo de cambio aumentan a la tasa que crece el dinero (asumiendo por supuesto que no hay crecimiento del producto). Esto es:
Usando la ecuación de Fislier vemos que dado que la tasa de interés real no cambia, sólo se puede ajustar la tasa de interés nominal consistente con la tasa de inflación y depreciación del tipo de cambio.

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