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jueves, 5 de febrero de 2015

La inflación óptima - II

Otra razón para tener inflaciones positivas es que el IPC sobrestima el verda- dero aumento del costo de la vida. Los sesgos del IPC son varios, pero hay dos particularmente relevantes. Primero, al ser un índice de Laspeyres. o sea. los pon- deradores no cambian cuando cambian los precios relativos, está sobreestimando los verdaderos aumentos en el costo de la vida, por cuanto en la práctica la gente sustituye los bienes que se encarecen por bienes más baratos. 
Si el precio relativo de un bien sube, y sube mucho, es probable que incluso se deje de consumir, pero su ponderación en el IPC será con su participación en la canasta de consumo a los precios relativos del período base. Y en segundo lugar, los precios de un bien no consideran, a lo más sólo parcialmente, el hecho de que ellos mejoran de calidad y. en consecuencia, su precio por calidad se reduce. 
El ejemplo clásico son los com- putadores. Un computador de 1.500 dólares en 1988 es muy distinto de uno del mismo valor el 2001. Claramente el precio por unidad de servicio del computador lia caído abruptamente. La posibilidad que la tasa de interés real pueda ser negativa con inflaciones positivas se debe a que si la inflación es cero o negativa, la tasa de interés real (r = i — —) tendrá su mínimo en cero. 
La razón es que la tasa de interés nominal nunca puede ser negativa. Debido a que el público es libre de mantener dinero, el cual tiene un retorno nominal exactamente igual a cero, no puede haber un activo que ofrezca un retorno nominal negativo ya que nadie lo mantendría. Sería mejor quedarse con la plata bajo el colchón. 
Esta es una de las razones por la cual muchos analistas argumentan que la economía japonesa tiene dificutades para salir de la recesión, ya que con tasas de interés nominal igual a cero el 2001. la inflación fue negativa. Por esta razón, muchos se preguntan como generar una inflación posiotiva para que la tasa de interés real caiga de cero. La mayoría de la evidencia empírica apunta a la conclusión que la inflación es costosa. Cuando se llega a niveles en la parte inferior de un dígito, digamos en la mitad de abajo, los efectos son menos concluyentes. No hay suficiente evidencia de casos de inflación en torno a cero por un período prolongado. 
Es cierto que la evidencia, incluso para países de la OECD. muestra que la inflación frena el cre- cimiento. pero también se debe reconocer que hay investigaciones que encuentran efectos más débiles. Es difícil pensar que los costos más importantes que se han discutido aquí para casos de inflaciones moderadas, como son la desviación de re- cursos a actividades de protección contra la inflación, o las distorsiones de informa- ción sobre precios relativos y en los mercados financieros, sean muy altos a niveles bajo un 5 %. Incluso no es claro qué ocurre con "el triángulo de inflación". El deba- te en torno a cuánto debería llegar la inflación en países desarrollados aún no tiene conclusiones definitivas. Más escasa aún es la discusión en países en desarrollo. En gran medida la inflación óptima dependerá de características específicas de las economías. Hay que tomar muy en serio el tema de la volatilidad de los precios relativos, y aspectos como la falta de flexibilidad a la baja de precios y salarios son un poderoso argumento para descartar inflación cero, como una inflación óptima. Si consideramos que los países de la OECD que tiene políticas monetarias basa- das en metas de inflación tienen un objetivo promedio en tomo a 2 %. con un rango que va entre 0 y 3,5 %, y en los países en desarrollo es ligeramente superior. Estos rangos sin duda proveen útiles guías para la política económica.

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