Otra razón para tener inflaciones positivas es que el IPC sobrestima el verda-
dero aumento del costo de la vida. Los sesgos del IPC son varios, pero hay dos
particularmente relevantes. Primero, al ser un índice de Laspeyres. o sea. los pon-
deradores no cambian cuando cambian los precios relativos, está sobreestimando
los verdaderos aumentos en el costo de la vida, por cuanto en la práctica la gente
sustituye los bienes que se encarecen por bienes más baratos.
Si el precio relativo
de un bien sube, y sube mucho, es probable que incluso se deje de consumir, pero
su ponderación en el IPC será con su participación en la canasta de consumo a los
precios relativos del período base. Y en segundo lugar, los precios de un bien no
consideran, a lo más sólo parcialmente, el hecho de que ellos mejoran de calidad y.
en consecuencia, su precio por calidad se reduce.
El ejemplo clásico son los com-
putadores. Un computador de 1.500 dólares en 1988 es muy distinto de uno del
mismo valor el 2001. Claramente el precio por unidad de servicio del computador
lia caído abruptamente.
La posibilidad que la tasa de interés real pueda ser negativa con inflaciones
positivas se debe a que si la inflación es cero o negativa, la tasa de interés real
(r = i — —) tendrá su mínimo en cero.
La razón es que la tasa de interés nominal
nunca puede ser negativa. Debido a que el público es libre de mantener dinero, el
cual tiene un retorno nominal exactamente igual a cero, no puede haber un activo
que ofrezca un retorno nominal negativo ya que nadie lo mantendría. Sería mejor
quedarse con la plata bajo el colchón.
Esta es una de las razones por la cual muchos
analistas argumentan que la economía japonesa tiene dificutades para salir de la
recesión, ya que con tasas de interés nominal igual a cero el 2001. la inflación fue
negativa. Por esta razón, muchos se preguntan como generar una inflación posiotiva
para que la tasa de interés real caiga de cero.
La mayoría de la evidencia empírica apunta a la conclusión que la inflación es
costosa. Cuando se llega a niveles en la parte inferior de un dígito, digamos en la
mitad de abajo, los efectos son menos concluyentes. No hay suficiente evidencia
de casos de inflación en torno a cero por un período prolongado.
Es cierto que la
evidencia, incluso para países de la OECD. muestra que la inflación frena el cre-
cimiento. pero también se debe reconocer que hay investigaciones que encuentran
efectos más débiles. Es difícil pensar que los costos más importantes que se han
discutido aquí para casos de inflaciones moderadas, como son la desviación de re-
cursos a actividades de protección contra la inflación, o las distorsiones de informa-
ción sobre precios relativos y en los mercados financieros, sean muy altos a niveles
bajo un 5 %. Incluso no es claro qué ocurre con "el triángulo de inflación". El deba-
te en torno a cuánto debería llegar la inflación en países desarrollados aún no tiene
conclusiones definitivas. Más escasa aún es la discusión en países en desarrollo.
En gran medida la inflación óptima dependerá de características específicas de las
economías. Hay que tomar muy en serio el tema de la volatilidad de los precios
relativos, y aspectos como la falta de flexibilidad a la baja de precios y salarios son
un poderoso argumento para descartar inflación cero, como una inflación óptima.
Si consideramos que los países de la OECD que tiene políticas monetarias basa-
das en metas de inflación tienen un objetivo promedio en tomo a 2 %. con un rango
que va entre 0 y 3,5 %, y en los países en desarrollo es ligeramente superior. Estos
rangos sin duda proveen útiles guías para la política económica.
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